Anton Rubinstein sentenció que el folclore ruso nunca podría ser base para desarrollo sinfónico alguno. Chaikovski lo contradijo tomando como ejemplo y estandarte una obra en la que toda la escuela sinfónica rusa se encontraba contenida “como todo el roble está en la bellota”. Hablaba de Kamárinskaya de Mijaíl Glinka. Pocos años más tarde, el propio Chaikovski recomendaría para el puesto de director del Teatro Malïy a Vasili Kalínnikov, autor de la sinfonía que cerrará este concierto. Las ramas del roble seguían creciendo. Pero antes, Fabrice Millischer, ganador del prestigioso concurso ARD, ofrecerá su vibrante versión del concierto para trombón de Nino Rota.